¿Cómo se decide la presidencia de Estados Unidos? Los estados clave de la elección
El sistema electoral en Estados Unidos puede resultar complejo, pero es clave para entender cómo un candidato se convierte en presidente. Aunque millones de personas acuden a las urnas, el resultado final lo decide el colegio electoral, donde ciertos estados juegan un papel decisivo. Conoce aquí cómo funciona este sistema y por qué siete estados son los que tienen la “llave” para definir al próximo presidente de los Estados Unidos.
El rol del colegio electoral: ¿Qué es y cómo funciona?
En Estados Unidos, los ciudadanos no eligen directamente al presidente. En su lugar, participan en la formación de un colegio electoral, un órgano compuesto por 538 compromisarios o representantes de cada estado, quienes se encargan de la votación final. Para ganar la presidencia, un candidato necesita el respaldo de al menos 270 compromisarios.
El sistema funciona mayoritariamente bajo la regla de «el ganador se lo lleva todo». Esto significa que el candidato que obtiene la mayoría de votos en un estado se lleva todos sus compromisarios, sin importar por cuánto haya ganado. Este enfoque puede dar lugar a situaciones en las que un candidato se convierta en presidente sin haber obtenido la mayoría del voto popular. Esto ocurrió, por ejemplo, en 2016, cuando Donald Trump ganó con solo el 46% del voto popular gracias al respaldo del colegio electoral.
Excepciones en el reparto de votos en Nebraska y Maine
Nebraska y Maine aplican reglas especiales en el reparto de sus votos electorales. En Nebraska, el ganador del voto popular obtiene dos compromisarios, y uno adicional se asigna al vencedor de cada uno de los tres distritos legislativos. En Maine, dos compromisarios se asignan según el voto popular estatal y los otros dos se reparten con base en el ganador en cada distrito congresional. Estas excepciones permiten una representación más proporcional del voto ciudadano en estos estados.
Estados con votos electorales previsibles y los que están en juego
La mayoría de los estados ya tienen una tendencia política establecida, lo que facilita predecir a quién respaldarán en el colegio electoral. Según las encuestas más recientes, es probable que Kamala Harris (en caso de ser la candidata demócrata) obtenga el apoyo de 22 estados, mientras que el partido republicano liderado por Donald Trump se proyecta como favorito en 23 estados. Esto representa 445 de los 538 votos electorales, pero no garantiza la presidencia.
La importancia de los estados indecisos: 93 votos en juego
La verdadera clave para llegar a la Casa Blanca reside en siete estados indecisos donde ambos partidos tienen un apoyo equilibrado. Estos estados, conocidos como “swing states” o estados oscilantes, son Michigan, Pensilvania, Wisconsin, Nevada, Arizona, Georgia y Carolina del Norte. En total, concentran 93 votos electorales que pueden inclinar la balanza hacia cualquier candidato.
Estos estados son determinantes porque, en elecciones pasadas, han mostrado variaciones en su apoyo a demócratas y republicanos. En 2020, por ejemplo, Joe Biden obtuvo los votos de estos estados clave, lo que le permitió ganar la presidencia. En 2016, Donald Trump se llevó el triunfo en seis de estos siete estados, mientras que Hillary Clinton solo consiguió la mayoría en Nevada.
Un panorama electoral en constante cambio
La historia muestra que el panorama electoral en estos estados ha cambiado a lo largo de los años. Mientras que en la década de 1970 estados como Georgia, Carolina del Norte y Arizona eran tradicionalmente republicanos, hoy en día, el apoyo de sus ciudadanos se reparte casi a partes iguales entre ambos partidos.