El impacto ambiental del cultivo de aguacate en México y sus conflictos
El cultivo de aguacate en México ha crecido exponencialmente en las últimas décadas, posicionando al país como el mayor productor y exportador mundial de esta fruta. Sin embargo, este auge no está exento de controversias, pues su expansión está ligada a problemas ambientales como la deforestación y el uso excesivo de agua, así como a la intervención de cárteles y milicias locales que buscan boicotear este negocio lucrativo.
La producción de aguacate, clave para la economía mexicana
México ha convertido al aguacate en uno de los pilares de su economía. En 2017, el gobierno mexicano encargó un estudio que proyectó un crecimiento en la producción nacional de aguacate de menos de dos millones de toneladas en 2013 a más de 3.16 millones para 2030, con un valor de exportación que se duplicaría, alcanzando los 4,655 millones de dólares.
Estados Unidos, el mayor mercado de aguacates mexicanos, consume grandes cantidades de esta fruta, especialmente en eventos como la Super Bowl, donde se han llegado a consumir hasta 100,000 toneladas de aguacate durante el partido, incluyendo productos derivados como el guacamole.
El impacto ambiental del cultivo de aguacate
El incremento en la producción de aguacate ha generado preocupaciones sobre su impacto ambiental. La necesidad de grandes extensiones de tierra y el alto consumo de agua para estos cultivos están provocando deforestación y agravando las sequías en algunas regiones del país.
Un estudio independiente destacó que mientras que el Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP) identificaba 167,747 hectáreas dedicadas al cultivo de aguacate en Michoacán, un análisis paralelo encontró que la superficie real ascendía a 244,705 hectáreas, de las cuales un 30% serían ilegales.
El auge del aguacate atrae a cárteles del narcotráfico
Debido a su valor económico, el cultivo de aguacate ha llamado la atención de los cárteles del narcotráfico, que ven en esta industria una oportunidad para obtener ganancias a través de extorsiones y control territorial. Los productores de aguacate en Michoacán y otras regiones se han visto amenazados y en ocasiones violentados por estos grupos criminales, que buscan controlar alguna parte de la cadena de producción.
Resistencia local: el surgimiento de milicias antiaguacateras
En respuesta a la creciente deforestación, la escasez de agua y la presión de los cárteles, algunas comunidades han decidido tomar cartas en el asunto. Un caso destacado es el de la localidad de Cherán, en Michoacán, donde los habitantes han establecido una milicia local para defenderse de los cárteles y frenar la tala ilegal de árboles.
Esta milicia, que podría describirse como una «guardia forestal», se dedica a reforestar áreas afectadas, plantando pinos con la esperanza de atraer lluvias y recargar los acuíferos subterráneos que los cultivos de aguacate han drenado.
El futuro de la producción de aguacate en México
A pesar de la resistencia local, el gobierno mexicano continúa impulsando la expansión del cultivo de aguacate. El objetivo es satisfacer el 50% de la demanda mundial de esta fruta, especialmente en mercados clave como Estados Unidos, Europa, Reino Unido, Japón y China. Sin embargo, este crecimiento depende de estrategias que promuevan una producción más sostenible y respetuosa con el medio ambiente.
Recientemente, se aprobó un programa de certificación de aguacate en Michoacán, con el cual se busca garantizar que los productos exportados a Estados Unidos no provengan de huertas ilegales o zonas deforestadas. El embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, destacó la importancia de una implementación rigurosa de este plan, dado el alto valor del mercado estadounidense para los aguacates mexicanos.